sábado, 28 de julio de 2007

A la siesta

A la siesta todos duermen, menos yo que vago de un cuarto a otro. Tengo 6 o 7 años. Miro revistas viejas. Revuelvo cajones. Abro el bargueño. Todavía tiene olor a pan de Navidad y algunas piezas rotas del último pesebre. El cristalero es el tesoro de mi abuela. Faltan algunas de sus más preciadas tazas de porcelana porque un gato saltó adentro peleando con su propia imagen reflejada. En una pequeña biblioteca está la “Enciclopedia de la Aventura Humana”. Saco un tomo pesadísimo y miro las fotos y sus leyendas. Mi capítulo preferido es “Cultura de masas”. Creo que mi primera alfabetización transcurrió en aquella casa en que mi abuela me daba lecciones de religión. Cuando ella dormía la siesta yo leía la enciclopedia. Recuerdo una foto de un niño mirando a la Venus de Milo junto a su padre en un museo de Europa, otra foto de los Beatles en un poster de un dormitorio adolescente con una guitarra en el piso. Luego Marilyn asomando pícara de una piscina. A las pocas páginas una pareja de una tribu africana besándose. ¿Como se concatenaron esas imágenes con las historias bíblicas y el olor a pan de Navidad? Tengo la vaga idea de sentir que el mundo era vasto y hermoso, mucho más que Tomás Gomensoro. Y que en mi refugio tenía sentido celebrar la familia con copas de cristal y pan dulce, mientras me esperaban en un rincón las páginas satinadas y perfumadas de la cultura de masas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

hERMOSO, MARIANA.
Ralma.

Anónimo dijo...

pinti,es uno de los mejores retratos que he leido.Si bien no podia conocer tus emociones,recuerdo muy bien los objetos y los aromas que mencionas.Caramba;cuanto te quiero!!! mincha