jueves, 12 de abril de 2007

fantasmas amigos

Supongo que tal como las naciones y las culturas tienen sus mitos fundantes, las personas también tienen sus figuras míticas inspiradoras, sus “yo ideales”, sus modelos de rol. Los últimos pueden estar representados por personas concretas por quienes sentimos admiración. Se trata de alguien que poseía algún rasgo en especial que nos resultó atractivo, interesante, deseable. Puede ser el padre o madre, un profesor, un amigo mayor, etc. Los yo ideales son ideas más acabadas de lo que podemos llegar a ser algún día si logramos cierta concreción de metas personales o estados mentales o espirituales. Tienen que ver con cómo nos proyectamos como individuos insertos en el mundo. Pero las “figuras míticas” tiene algo más desdibujado y hasta onírico, en tanto que poseen cualidades no totalmente humanas. Tienen carácter utópico y por lo tanto inspiran un camino pero no lo señalan. Tendría que ver con el tipo de héroe que querríamos ser si habitáramos la literatura clásica. O si nuestra vida se viera como una epopeya, ¿cómo se contaría nuestra historia? ¿Seríamos un Aquiles, un Jesucristo, un Artigas, una Juana de Arco, un David, una Cenicienta, un Elvis Presley, un Che Guevara, una Madre Teresa? ¿Hasta qué punto seríamos un humano con cualidades extraordinarias sobre el que se tejen mitos, o un semi-dios o un super héroe?

De alguna manera creo que, conscientes o no, todos tenemos esa figura como un fantasma amigo que puede ser más o menos solidario y más o menos tirano. Cada uno está asociado a un tipo de mundo y una postura frente a él. Un Elvis puede ser un hedonista rebelde que desafía al status quo pero proporciona una nueva forma de ver la masculinidad, la cultura pop, la condición de joven. Un Jesucristo es otro desafiante pero desde la extrema bondad, la ética cristiana y sacrificio por los demás, una idea de vida propia como tránsito hacia algo superior. Una Cenicienta puede ser la coronación y el premio a la humildad, bondad, belleza y sumisión con un final muy terrenal pero no exento de nobleza. Todas estas figuras nos dan la idea de algún tipo de logro, triunfo o aporte sustancial a la sociedad. Todos ellos son vidas dignas de ser vividas … o por lo menos contadas.

1 comentario:

Mariana Porta dijo...
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