domingo, 29 de abril de 2007

Era un intruso

Era un intruso. Llegaba lento, en la oscuridad y abrió la puerta con facilidad. Se escurrió dentro como gato joven y siguió sigiloso escaleras arriba. Era un ladrón… nadie lo esperaba y de eso se valió para entrar ligero.

Buscó la familiaridad de la cama y recorrió seguro los espacios permitidos por un amor de fronteras claras y aprobadas. …Se preguntó por qué le hacía falta un trago… amargo … antes de animarse a decir lo que siempre quiso saber. ¿Era esa la única forma de amor que existía? La vida le había carcomido la capacidad de responderse, o le había cancelado la capacidad de preguntarse. Sabía que eso era mil veces mejor que el desafío de enfrentar una respuesta.

1 comentario:

Saludos, Terrícolas dijo...

Qué inquietante, chica! Será que mi mente morbosa no me deja jugar a la escondida? No sé, toda intrusión tiene algo violento. Al menos para mí. Me gustó.