Tibia tarde. El sol pinta mis pies.
Dejo bailar mis dedos sin zapatos
que plantan mi figura de árbol nómade.
Mis raíces de día beben luz.
De noche se cobijan en la humedad,
la fuente generosa de mi cultivador.
El peina mi cabello y escucha
cuentos de pájaros de mis nidos vacíos.
Si triste miro caer mi última hoja,
resalta la belleza de mi otoño.
Mira mis ramas.
Me dice que han crecido
y que mi sombra será más fresca
el próximo verano.
(2005)
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