Era solo un perfume.
Pero quedé colgada
como hilachita de nube
del último cielo,
y lo llevé todo el día
detrás de mis ojos
anegados de añoranza
embriagada y confusa
como asomada
a las burbujas del champagne
de un cáliz que mis labios
nunca tocarán.
Hace un rato mi hija se acerca y me dice "Mamá, me gustaría poder sacarle una foto a un perfume." Me hizo acordar a este poema y a ese sentimiento de fugacidad que los perfumes y aromas tan bien representan. Dicen que nuestra primera identidad se conforma en torno a la olfacción, como primer reconocimiento de la madre. Por otro lado todos hemos tenido la experiencia de evocar un momento a partir de un aroma. Siempre es fuerte, porque a diferencia de la vista, que puede ser dirigida, el perfume es invasivo e íntimo. Llega muchas veces sin previo aviso y requiere proximidad física. Bueno ... me fui lejos nuevamente. Será porque mañana 5 de junio cumplo años y me tiene pensativa el tema de la fugacidad de los momentos y la vida como la hebra que elejimos continuar tejiendo.
1 comentario:
cuanta sencillez y que sensibilidad.Si a eso lo acompaña un rico vocabulario y unas metáforas hermosas,debo confesar que los hijos superan a los maestros y padres.No quiero pensar lo que pueda llegar a escribir Abril.Te quiere mincha
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