lunes, 16 de abril de 2007

Otro de mis recuerdos más lejanos

La casa era grande y bonita. Tenía sillones rojos estampados y placares en cada habitación. Permanecían con las puertas entreabiertas y dejaban escapar el mundo imaginario que yo guardaba en ellos cuando jugaba sin que nadie me viera. Me daba temor y placer pensar en los placares entreabiertos y oscuros. El silencio y la música clásica alternaban. Mamá solo hablaba conmigo porque papá dormía. Me asomaba al dormitorio y en la penumbra lo veía tendido y cubierto por una colcha roja. Mamá y yo llenábamos el espacio, menos el de los placares.

Estábamos juntas en el living. Yo corría y mis piernitas apenas daban para llegar a tiempo al sillón donde me salvaba de los apretones, las cosquillas o vaya a saber qué pillería de madre. Ella se vestía con una polera blanca y un collar de cascabeles la envolvía.

Estoy sentada en su falda y ella me lee un cuento. Tenemos el sol en la habitación. Recorre nuestros libros y nuestras piernas. Mamá crea todo el mundo que me rodea, como el sol que entibia nuestro jardín en pleno invierno.

1 comentario:

Anónimo dijo...

chiquitq,que lindo para mi conocer esos chipazos de tus recuerdos.Son como fotos colgados de tu memoriaAli