La casa era grande y bonita. Tenía sillones rojos estampados y placares en cada habitación. Permanecían con las puertas entreabiertas y dejaban escapar el mundo imaginario que yo guardaba en ellos cuando jugaba sin que nadie me viera. Me daba temor y placer pensar en los placares entreabiertos y oscuros. El silencio y la música clásica alternaban. Mamá solo hablaba conmigo porque papá dormía. Me asomaba al dormitorio y en la penumbra lo veía tendido y cubierto por una colcha roja. Mamá y yo llenábamos el espacio, menos el de los placares.
Lo que queda cuando se van a dormir los nenes, cuando termina la jornada, cuando nadie espera una respuesta, cuando Marcelo navega o hace música o pinta, cuando lo miro pintar, cuando abro el laptop para escribir, cuando leo y releo lo que escribí cuando me sentía muy bien, muy mal o muy ialei. My place, my time, my moment, my dear ialei state of mind.
sábado, 31 de marzo de 2007
Mis recuerdos más lejanos 1
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